Reina me susurraba al oído
mientras su lengua juguetona
aprendía el contorno de mi oreja
haciéndome cosquillas.
Me contaba en pocas palabras
como quería descubrir mi cuerpo
desnudándome lentamente
recorriendo cada poro de mi piel.
Conociéndome cada segundo
para no perderse nada de mi
y entregándose al máximo
para que jamás me olvidase de ella.
Para no cometer errores
mitad brisa marina mitad volcán
dejando tatuados los orgasmos
que ambos disfrutábamos tanto.