Te sacude la culpabilidad
después de apuñalarme,
eso quería pensar yo (inocente)
pero no quedaba sangre.
No había motivo de peso
sin exagerar las cosas,
he sido el muñeco roto
al que lanzabas dardos.
Nunca fuí para ti lo suficiente
siempre a tu juicio era culpable,
no es noticia lo que iba a pasar
haciéndote turba popular.
Ahora soy un caldo pasado
pues te gusta el solomillo fresco,
ya has dejado la cuna fuera
el biberón y el babero.