No lo dejes en un recuerdo, en una anécdota. Hagamos que sea repetible, verdadero. Desde que te conocí no te puedo quitar de la mente por lo bueno del momento. Ahora en el silencio de esta mañana solo puedo pensar en los recuerdos. La música de otras décadas suena y me da que pensar aún más, mucho más. Y fue cuando recuerdo una tarde, no faltaba nada para que se pusiese el sol y mi corazón se paró, esta vez no iba a volver la sangre que circulaba por las vías del tren de su vida. Aunque sé que es difícil decirlo uno siente la necesidad de buscar, de encontrar nuevos amigos, aunque digan que el mejor amigo es uno mismo, tu eres como yo, testaruda por veces, pero sincera, de lo contrario no sería como fue, una confesión de humildad y consejos. Porque a veces es necesario eso, poder contar con alguien con quien compartir esos momentos tan esenciales en la vida y sin tabúes, ese ajeno a quien contar esas cosas que con nadie te atreverías a decir, esas cosas que solo se contarían a una persona fiel, devota, considerada, que nunca buscaría la rebelión de tus palabras sino el cariño por ellas.