Me pude enfrentar a ti como cada día, cuando de madrugada empezaba mi camino hacia las playas. Unos cuantos kilómetros a través del asfalto y de la tierra húmeda por el rocío, de la arena fina y de las algas. Pero desde cualquier punto al que me dirigiera estabas tú contemplándome y observándome. Estabas cuando saco mi cámara y dispongo el objetivo adecuado, estas cuando saco el termo y me tomo mi café con leche mientras veo como las pequeñas embarcaciones empiezan su jornada de trabajo faenando cerca de la costa. Como la gente me saluda camino de su trabajo y algunos me acompañan mientras disparo y disparo en las mejores condiciones. Y tú estás ahí con todos nosotros, con todo lo que nos rodea hasta que te desconectan, hasta que te apagan por el amanecer fuerte que inunda su luz y te desvalora, pero sabiendo que mañana tú y yo nos volveremos a enfrentar nuevamente, luz de mí camino.