El menú

Aprietas los grilletes

y las cadenas en mi cuerpo

hasta que sangra sin remedio

hasta que se pudre la carne.

Te ríes a carcajadas

mientras sueltas el látigo

te gusta el sufrimiento humano

disfrutas del dolor eterno.

Pinchas y desgarras

a la voluntad pedida a la carta

como un gran cocinero

preparando a sus comensales.

Clavas en la madera

y pules los últimos detalles

una vez llegado al polvo

el ciclo empieza de nuevo.