Nos casamos un veinte de Mayo
consagrando nuestro amor a nuestra tierra
en un antiguo ritual celta de unión
ligado a nuestro nacimiento.
Yo te prometí fidelidad y lealtad
en todos nuestros senderos y ríos
en todo nuestro mar y océano
en cada montaña y valle.
En todos aquellos rincones de magia
donde las brujas se reúnen y hablan
donde los duendes corretean y bailan
donde los gallegos se aman.
Tu me prometiste abarcar
todo lo demás donde no alcanza la vista
amansar mi corazón y mis latidos
guardar al lobo bien metido en casa.
Me prometiste enseñarme a amar
como únicamente hacen las gallegas
con el coraje y la pasión conquistadora
de haber navegado todo el mundo.
Me prometiste no irte antes
y no dejar de soñar nunca conmigo
pues aunque lo nuestro es para siempre
me ahogaría llorarte.
Un veinte de Mayo me diste un sí quiero
y las hadas llevaron los anillos
los besos y los abrazos se los quedó la luna
y desde ese día por ti muero.