Sal de mi cabeza
no tengo ganas de jugar
a los lamentos del dolor
a la frialdad de tus risas.
Te alimentas de mis gritos
eres una herramienta inútil
sólo sabes sacar de mi
la sangre inyectada en mis ojos.
Te gusta verme lanzarme al vacío
y pedir desesperadamente ayuda
nunca me has enseñado a soportar
el morirme cada día.
Y bailas a mi alrededor
puñetera danza macabra
si quisieras acabarías con todo
pero siempre te gustó ser la única.