Me pusiste boleros
mientras tomábamos el sol
desnudos en la terraza
dormitando en la hamaca.
Y como te gusta hablar
sobre las anécdotas de tu vida
no pude cerrar los ojos
lo que dices te hace más atractiva.
Para acabar papel en mano
los dos escribiendo poemas
sobre el rato que estábamos pasando
sobre las horas tórridas.
Y me encanta vivir contigo
todas las cosas que compartimos
eres tan hermosa y dulce
que hasta el sol no quiere marcharse.