Cuando llego el día uno del amanecer
te dije firma aquí todo sera usado en tu contra
y tu te burlaste de mi “ ¡para nada, para nada! ”
es la cola que nunca se acaba, remataste.
Y me querías confundir mientras escribía
porque no me hacías caso ni querías dejar de emitir sonido
y aunque te remataba con un dedo en la boca
tu silencio no era para ti oportuno.
Y te sentaste en la cama para ver la tele
aunque sabías que acabarías con dolor de espalda
mientras no parabas de hablar para que no durmiese
porque querías volverme loco
robar toda la esencia que tenía contra ti.
Y me amenazas con tu abogado y con dejar una nota
porque dices que no quiero hablar contigo
que no me gusta hacerlo si no hay deseo de por medio
y te asustas cuando lo materno te asalta.
Y ves un bulto señalando mi condena, mi pena de muerte
pero ahora solo es el calor la que te enoja olvidándote de mi
y te ríes con la amenaza de que si te llamo por la noche
no contestaras mi llamada.