Y me sigue haciendo daño
el silencio y las ausencias
todo aquello que no es cercanía
entre nosotros dos.
En los corazones envejecidos
que se agarran a un precipicio
el mundo es tan hijo de puta
que te pega sin avisar.
Y la depresión del encierro
en la carcasa de uno mismo
es más peligrosa que la tormenta
de la que no puedes escapar.
Sobre todo si no sabes
como le afecta a todo aquello
que al no ver ni sentir
no sabes donde se va a caer.