La lluvia me roba el pan
ese que intento plantar en mi huerto
el frío lo quema todo
encoge mi vida y mi estomago.
Cuando dependes de la naturaleza
para sentir como sigue la vida
todos los elementos del invierno
te quitan años de encima.
Y los achaques en mi cueva
sin lujos ni nadie que caliente mi sistema
es una enseñanza digna y pura
de sobrevivir a dos velas.
Y es una lección de humildad
que acepto con todo lo que arrastra
si una queja le pongo a el mal tiempo
es que empeore mi enfermedad.