Me llegas
más allá de mi desorden
donde me muerdes
entre tus brazos.
Pasando el día
ocupado adiestrando la morfina
a tolerarte
cuando me adoras la cama.
Y me sacudes
con tus palabras abrigadas
no das puntada sin hilo
para remedio mio.
Te quiero
no porque me lo pidas
sino
porque me harta
tener que decírtelo.
Ahora bosteza
y dispara en la cabeza
me callas
y te vas a desayunar…