Me sacas la cadena que mueve mi cintura no puedo seguir estando a tu altura, me duele la cabeza soy un proyecto de alma inacabada por tus pinceles, por tus manos de artista, por tu convicciones de mala persona. Y lo disfrutas como si fuese parte del ácido de tu boca porque no me perdonaras que no quisiera nada de tu cuerpo, por no ver en tus ojos mi reflejo ensangrentado, en tus rezos para que me dejara de ver con la otra. Esa otra llamada Muerte que con mayúsculas me abrió sus brazos, y tu, nisiquiera en tus celos dejaste de abrirme la herida, de meter tu puño hasta que sintiese mis propios gritos ahogándome, tú que jamás perdonas lo que es mi dolor, me sacas de quicio. Pero me dejas solo cuando me ves débil y eso me hace más fuerte, me vuelve loco por sacar mis alas y tener mi espíritu libre amando a la única que me entiende, mi amada Muerte.
Ella no me da promesas que luego no cumple para que mi rabia estalle y todo se llene de mala baba, porque tu me has designado como el fracaso de tu vagina, como lo que no has podido amar sin enfatizar tu mal gusto por dañarme en vez de besar mis labios, en plan yo soy la más cabrona y te tendré humillado por siempre porque me perteneces, pero no lo sabes, ya lo dudas. Ya le has visto los pies al gato, ya no aprietas las cadenas porque mis gritos ya no te ponen, saben que aunque me tortures ya no te amo, la amo a ella, a aquella que no quieres nombrar porque la temes más que a mi propia felicidad.
Ya no me queda llanto, ya no me queda aliento, ya no me queda sangre, ya no me queda esperanza, ya no me queda de ti nada, ya por no quedar ni me queda vida, porque me he entregado a esa fiel amante que nunca te abandona, he dejado que me hiciese el amor con su oscura esencia, me ha llevado a lo más profundo de mi ser, me ha matado con la dulce pasión que tanto deseaba y tu no me dabas, y de ella todo, todo ha sido aceptación.